WAKE THE F*CK UP

Maldita suerte la mía. Llevo unos días agotadores. Días con mucho trabajo y la cabeza a punto de explotar. Ayer mismo casi me caigo redonda a las seis de la mañana tras 14 horas seguidas frente al ordenador haciendo traducciones juradas. No me quejo de ello, es tan solo mi culpa dejarlo todo para el último momento, siempre he sido así. ¿De qué me quejo entonces? Simple. En estos días sin parar, he tenido varios momentos de querer tirar todos los apuntes por la ventana y ponerme a escribir porque realmente me apetecía. Porque el cuerpo me lo pedía. ¿Y qué pasa ahora? Ahora que puedo permitirme un respiro hasta mañana, que ataque a las nuevas tareas, no me viene la inspiración. Por ningún sitio. No sé quién se la habrá llevado, pero ha sido muy poco oportuno. Apuesto que mañana en la vorágine del trabajo de Hermenéutica me apetecerá escribir de nuevo. Just my luck. Bueno, puede que también juegue su parte que las horas no sean las más oportunas y que lleve dos noches sin pegar ojo ¿no?. ¿He frito mi cerebro traduciendo papeles para el gobierno? SVP, decidme que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario