22 para 23

Tenemos pequeños rituales. Como el del calendario de adviento, por ejemplo. Tenemos que abrirlo y comérnoslo a la vez. Posiblemente (seguramente) no estaremos juntos en el momento que toca abrirlo. El día 1, el 2, el 3, el 4... trabajamos en distintos horarios. Entonces esperamos a estar juntos y los comemos todos a la vez. El domingo. El domingo lo pasamos siempre juntos. Él se levanta temprano y me deja en la cama. Luego vuelve, para despertarme de la manera más horrible que se le ocurra y posiblemente (seguramente) lo grabará con su móvil para colgarlo en alguna red social. A veces me tira el gato encima, me hace cosquillas y hasta ha amenazado con ducharme en agua fría. Me dan ganas de matarle y nos enzarzamos en peleas físicas que pueden durar horas. Pero no duelen. De todos los sentimientos éste es el más bonito. Hacedme caso.

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